Nació el 10 de julio de 1960. Egresado de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Guadalajara, en 1984. Ha laborado en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos; y como Asesor Financiero, director de HERSU Asesores.
Es Salesiano Cooperador desde enero de 1991, y ha servido dentro de esta asociación como coordinador provincial en dos períodos (1995-1998 y 2004-2007) y como consejero mundial de la misma (2008-2015). Ha participado en los foros de los SSCC en Roma, Turín, Santo Domingo, Guatemala; y de la ONU, en Ginebra.
Desde 1990 a la fecha, es miembro del Comité Diocesano que organiza la Romería de Nuestra Señora de Zapopan, siendo responsable de la seguridad de la Catedral y animando las actividades evangelizadoras y caritativas junto con la Comunidad Jesús Amigo.
María y las peregrinaciones populares
Las peregrinaciones son manifestaciones de fe de manera multitudinaria en donde el pueblo, a la vez que hace una confesión de fe, refleja una sed de Dios. Allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios. Dicho gozo se expresa por medio de plegarias, cantos y danzas. Lo expresa también en momentos de silencio y de súplica sincera en donde reconoce su humildad y que solo no puede ante los problemas de la vida diaria. Allí, el peregrino vive la experiencia de Iglesia al vivir y expresar su fe más allá de su familia y de su barrio. Es un encuentro con Dios de manera individual y de manera comunitaria.
El participar en una peregrinación, es en sí, un gesto evangelizador que va más allá de una manifestación popular por medio del cual un pueblo cristiano se evangeliza a sí mismo y cumple la vocación misionera de la Iglesia. La participación en una peregrinación no concluye al llegar al santuario o meta de la peregrinación y de participar en los actos litúrgicos, sino estos son momentos para renovar su fe y seguir peregrinando cada día.
Es difícil pensar en una peregrinación y no ligarla a María. Sabemos que ella siempre nos acompaña, y en ella tenemos el modelo a seguir. María nos enseña a recorrer “esta peregrinación en la fe” (cf. LG 58), este camino hacia Dios.
María es justamente honrada por la Iglesia con un culto especial y ha crecido el culto del Pueblo de Dios en veneración y en amor, en la invocación e imitación, de acuerdo con sus proféticas palabras en (Lc. 1, 48-49) “Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi maravillas el Poderoso”.
Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se encuentran en peligros y ansiedades hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual sin embargo, ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador (cf. LG 62).
“ ¡Madre, ayuda nuestra fe! Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada. Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa… Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a crecer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y madurar…” oración del Papa Francisco -Carta Encíclica LUMEN FIDEI-.

No hay comentarios:
Publicar un comentario